-Quiero que me sonrías. Quiero que me abraces. Quiero que me hagas sentir una princesa y que sea la única chica en este mundo. Quiero que me susurres al oído y digas lo mucho que me quieres. Quiero que salgan de tus labios las dos únicas palabras que últimamente quiero escuchar, y que sus letras se deslicen suavemente como cuando las hojas se agitan con la suave brisa del verano, quiero...
-¿No te pareces que pides mucho? Quizás no sea capaz de darte todo eso que me pides en tan sólo una tarde.
-¿Y de dónde has sacado que sólo tengas una tarde para darme todo lo que te pida? Tienes una tarde, un día, un mes y todos los que quieras.
-Entonces, eso está hecho.

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