Me acuerdo cuando nos tirábamos las horas muertas pegados al teléfono, terminando la conversación con un "cuelga tú, no cuelga tú. Te quiero". A las tantas de la madrugada me sonaba el aviso de que me había llegado un mensaje, era tuyo, siempre era tuyo. El simple detalle del mensajito "te amo", o "te necesito" hacía que me volviera más loca por tí

No hay comentarios:

Publicar un comentario